Ora con nosotros...

Publicado el martes, 15 de septiembre de 2009 por: Los mensajeros



“Pide y se te dará…
toca y la puerta te será abierta”
(Mateo 7:7)


Hola amigos de los mensajeros en el nombre de Jesús y su Madre amantísima los mensajeros de María les saludamos. Esta semana queremos dedicar nuestro blog a sabias palabras de Nuestro Señor para ayudarlos a entender un poco el verdadero sentido de la oración y porque muchas veces pedimos cosas que realmente no necesitamos.

Las palabras de Jesús nos instan a orar constantemente y a no tener miedo de pedir lo que necesitemos; claro está, Dios sabe como nuestro Padre siempre presente todas nuestras angustias y faltas, pero le gusta que como hijos confiados a su Gracia y voluntad se lo hagamos saber.




Muchas veces cuando empezamos una oración no sabemos como pedir y nos afanamos pidiéndole cosas que no nos son útiles. He aquí que este artículo pretende llevarlos a saber lo que es verdaderamente importante.

Comencemos por decir que nada es posible si no hay respeto a Dios Padre. Ese respeto empieza por arrepentirnos y ser humildes ante su presencia como bien lo recordó Jesús: “Aquel que se humille será ensalzado, y el que se ensalce humillado”(Mateo 23:12). Asi que cuando empecemos a orar, lo primero que debemos hacer es pedirle al Señor que nos envíe su Santo Espíritu para que así podamos tener una verdadera contricción de nuestras faltas por ser él un Padre tan bueno y muchas veces nosotros tan desagradecidos.

Lo siguiente a pedir es fé. Fé en nuestra Iglesia y en Nuestra religión para que Jesús nos colme de esta preciosa virtud. El Arcángel Miguel también es portador de esta virtud o don. La fé es una cualidad que sólo quien vive en oración puede sostener en este mundo y otras veces es un don maravilloso de Dios que nace y se mantiene en nosotros.

Seguidamente pidamos por todos nuestros hermanos: Paz, amor y unión. Esto es muestra a Dios de que seguimos sus mandamientos de amar a nuestro prójimo y que juntos como hermanos nos inclinamos delante de él. Luego siempre recordemos pedirle por nuestros hermanos ya fallecidos, que es un acto de gran piedad.

Démosle luego gracias a Dios por las cosas que tenemos, por nuestra casa, nuestros bienes que aunque aparenten ser pocos que sean abundantes en Espíritu como la caridad, la compasión y la sabiduría. Podemos aprovechar aquí para alabar a Dios con todo Nuestro corazón por ser inmensamente bondadoso y regalarnos a Jesús y a María para que nos acompañen, también a Nuestra Iglesia que aunque tenga defectos, aun persiste como lo dice su palabra: “Las tinieblas jamás la alcanzarán..” y sigue siendo nuestra esperanza y fuente de Nuestro Sacramento mas Sagrado: La Eucaristía.





Después de esto humildemente le decimos al Padre nuestras necesidades mas personales y le hacemos la promesa de cumplir sus mandamientos y jamás volver a ofenderlo, solicitando a Jesús nos ayude con su divina Gracia para poder lograrlo y pidiéndole protección contra todo lo que pueda herirlo, ya que cuando uno ama a alguien, lo menos que desea es herir su corazón y mucho menos el corazón Sagrado de Nuestro Jesús.

Finalmente, existen fórmulas poderosas que tienen gran fuerza cuando se pronuncian con fé en el caso de que queramos un favor especial para alguien y que podemos utilizar con frecuencia. Así por ejemplo, los cristianos pueden envolver o bañar a las personas con elementos como la Sangre de Jesús o el manto de María y de esta manera le profesamos a Dios que creemos fielmente en su palabra y su protección poderosa.

Es una costumbre de nuestra gente darle la bendición a sus hijos, hermosa costumbre, pero en realidad debemos hacer esto con todos nuestros hermanos. Si pedimos una bendición de corazón o una protección el Señor jamás la negará y mucho menos su Amantísima Madre.

Por eso si queremos proteger a alguien digamos: “Yo te cubro con la Sangre preciosa de Jesucristo y te envuelvo en la Luz del Espíritu Santo”, o quizá “Que el Manto de María te proteja y que te quedes por siempre en su Corazón Inmaculado”.




Otra fórmula muy hermosa es decir: “En el nombre de Jesús de Nazareth que su Sangre poderosa te bañe y libere de todo lo que te impida llegar hasta él”. Si no recordamos ninguna de ellas sencillamente signemos a la persona con la señal de la cruz y esto será suficiente.

Hacer la señal de la cruz con frecuencia, al levantarse, al acostarse y antes de comer también es una poderosa forma de pedir la protección constante de Dios. Pero, recuerden hermanos, que si esto no se hace con fé en que recibiremos, no funciona.

Este tipo de oraciones cortas son llamas también “Jaculatorias” y evocan orar en todo momento. Por ser cortas podemos usarlas en el trabajo, en la escuela, en nuestro quehacer diario y en cualquier oportunidad. Aquí les dejamos algunas de las más utilizadas para que ustedes escojan las que más llene su corazón de gozo espiritual.

Asi que pues, amigos de los mensajeros a envolver el mundo con la Luz de Cristo y a predicar su evangelio con el amor que nos da María, como una llama intensa llena de luz para todos.


Ante una Ofensa de un hermano:
“Sangre poderosa de Jesús, libéralo y purifícalo”

Ante el miedo de que alguien nos haga daño:
“San Miguél Arcángel, protégeme y con tu espada divina defiéndeme”

Ante una falta de fé:
“Dulce corazón inmaculado de María, se la salvación del alma mía”

Al salir de casa:
“Me revisto de la sangre de Jesús, y coloco en su Sagrado Corazón a todo el que encuentre hoy”

Ante la falta de entendimiento:
“Ven. Espiritu Santo, Ven y enciende en nuestros corazones el fuego infinito de tu eterno amor”





Asi como estas oraciones cortas son miles las que podemos hacer inspiradas por el Espíritu Santo sino, digámosle a María en el rosario que nos enseñe, les aseguramos que Nuestra Madre es excelente maestra pues todo lo enseña con infinito amor.




“Sangre bendita que brotaste del costado de Jesús como manantial de misericordia infinita, Yo confío en ti” ...

Richard E. Rosales B.
Mensajero de María.

1 comentarios:

Anónimo nos dijo:

Gracias Mensajeros de Maria por la hermosa enseñanza q me dejan hoy. A todos nos encanta pedirle a Dios pero no todos sabemos como hacerlo y sobre todo no lo hacemos con fe. Anyi