La Confesión...

Publicado el lunes, 22 de marzo de 2010 por: Los mensajeros

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Un saludo fraterno a todos los seguidores de este espacio dedicado a difundir el mensaje de esperanza y paz que Dios nos ha transmitido a través de su Madre, la Santa Virgen María.

En esta oportunidad haremos una breve pausa en nuestro ciclo dedicado a las Apariciones Marianas para conversar sobre los temas pertinentes a una de las fiestas más importantes para el cristiano: la Semana Santa o Semana Mayor.

Como todos sabemos, durante la celebración de la Semana Santa nuestra iglesia centra su atención en la pasión de Nuestro Señor Jesús, de manera que, éste pasa a ser un tiempo de reflexión que sirve al cristiano para vivir, recordar e internalizar el sacrificio que hizo Cristo por amor a la humanidad.

Partiendo desde esta visión, podemos afirmar que la Semana Santa, así como el tiempo de cuaresma, es una convocatoria a la autoevaluación de nuestros actos.

Sacramento de la confesión, perdon y absolución.
..::¿CONFESARME YO?::..


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El verdadero cristiano atiende en éstas fechas al llamado que el Señor le hace para revisar sus acciones, para vivir con intensidad los sacramentos y para reencontrarse con el amor incondicional que Él nos entrega. Decir “Semana Santa” no es hablar de vacaciones, ni días libres para festejar ingiriendo bebidas alcohólicas, decir Semana Santa es hablar del encuentro del Cristiano con su fe, es reconciliación con el Amor Infinito de Dios, es la búsqueda y el encuentro del consuelo en los brazos de la Madre Santísima que con una mansedumbre admirable aceptó la voluntad del Dios Padre y acompañó a su propio Hijo, Nuestro Señor, por el tránsito de sus horas más obscuras.


..::40 DIAS DE TENTACION::..


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Pues bien, como ya hemos mencionado, también estamos viviendo en la época de la Cuaresma la cual evoca el tiempo en que Nuestro Señor se internó en el desierto para ser provocado por el mismísimo Satanás, tentación que lejos de quebrar la voluntad férrea de El Cristo, logró fortalecer su fe y su propósito evangelizador.


..::LA MADRE EN TIEMPO DE CUARESMA::..

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Muchos católicos se preguntan acerca del papel de la Virgen Madre durante éste tiempo, la pregunta frecuente que muchas veces escuchamos es: ¿Y qué hacia María en ese tiempo?.

La respuesta no es muy simple, pero intentaremos acercarnos a su más hermosa realidad.

María, quien conocía de antemano el destino de su Hijo, sabía que no podía intervenir ante la voluntad del Padre a quien Ella misma había entregado su vida para acunar en su seno al Rey del Mundo, de manera que, éste tiempo fue propicio para su preparación ante los dolorosos sucesos que inevitablemente sucederían en cumplimiento de las palabras inspiradas a los profetas.

Lógicamente entendemos que para el corazón de una Madre nunca es fácil ver partir un hijo, pero siendo ella la hija predilecta de Dios, su aceptación ante los designios del Altisimo la revelan como una de las más valientes mujeres de la historia de nuestra iglesia. María fue la primera cristiana, escuchaba y seguía las enseñanzas de su Hijo, le acompañaba en sus peregrinaciones junto con sus Apóstoles y cuidaba de apoyarlo con el amor que sólo una Madre conoce.

..::ARREPENTIMIENTO Y ABSOLUCION::..

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La Iglesia -especialmente en tiempo de Cuaresma- nos pide que hagamos actos de penitencia interior. Esta penitencia significa una reorientación radical de toda nuestra vida: Un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal y el repudio total hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, nos hace una invitación a cambiar nuestras vidas con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia.

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Muchos católicos (o quienes se hacen llamar católicos) nos dicen: "¿Yo, confesarme con un cura?, si él es tan pecador como yo, además yo me confieso con Dios yo solito; por otro lado esos curas son falsos profetas que mientras predican una cosa hacen otra."

Hermanos, ante todo tenemos que estar conscientes que quienes inclinan su vida a la vocación sacerdotal se enfrentan diariamente con los pecados del mundo. Hay quienes afirman que mientras más cerca nos encontramos de la santidad, el mal seguirá nuestros pasos con mayor celo.

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Los Sacerdotes no escapan de ello y su fe es constantemente probada. Como seres humanos, algunos de ellos, son presa de los pecados y sus acciones pueden ser censurables, no obstante, el hecho que algún sacerdote cometa un pecado o un error no nos debe mover a pensar en que la Iglesia ha perdido su esencia salvadora… Así como una gota de mar no es el mar, un sacerdote pecador no tiene porque apartarnos de nuestra fe.


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Por otro parte, la realidad de las escritura nos muestra que Cristo quiso que toda su Iglesia, tanto en su oración como en su vida y su obra, fuera el signo y el instrumento del perdón y de la reconciliación que nos adquirió al precio de su sangre. Sin embargo, confió el ejercicio del poder de absolución al ministerio apostólico, que está encargado del "ministerio de la reconciliación" (2 Co 5,18).

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El apóstol es enviado "en nombre de Cristo", y "es Dios mismo" quien, a través de él, exhorta y suplica: "Dejaos reconciliar con Dios" (2 Co 5,20).

Durante su vida pública, Jesús no sólo perdonó los pecados, también manifestó el efecto de este perdón: a los pecadores que son perdonados los vuelve a integrar en la comunidad del pueblo de Dios, de donde el pecado los había alejado o incluso excluido. Un signo manifiesto de ello es el hecho de que Jesús admite a los pecadores a su mesa, más aún, Él mismo se sienta a su mesa, gesto que expresa de manera conmovedora la humildad que quiere que nosotros atestiguemos con nuestras vidas.


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Al hacer partícipes a los Apóstoles de su propio poder de perdonar los pecados, el Señor les da también la autoridad de reconciliar a los pecadores con la Iglesia. Esta dimensión eclesial de su tarea se expresa particularmente en las palabras solemnes de Cristo a Simón Pedro: "A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16,19).

Las palabras atar y desatar significan: aquel a quien excluyas de tu comunión, será excluido de la comunión con Dios; aquel a quien recibas de nuevo en tu comunión, Dios lo acogerá también en la suya. La reconciliación con la Iglesia es inseparable de la reconciliación con Dios.

..::CONFESION Y PENITENCIA::..


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Cristo instituyó el sacramento de la Penitencia en favor de todos los miembros pecadores de su Iglesia, ante todo para los que, después del Bautismo, hayan caído en el pecado grave y así hayan perdido la gracia bautismal y lesionado la comunión eclesial. El sacramento de la Penitencia ofrece a éstos una nueva posibilidad de convertirse y de recuperar la gracia de la justificación.

Confesarse no es mas que un acto de HUMILDAD donde revelamos el dolor que sentimos ante lo que sabemos ha ofendido a Nuestro Señor, y buscamos que una persona, preparada y que representa al mismo Cristo (como lo es el Sacerdote) nos conceda la reconciliación con Él.

Así que, debemos desterrar de nuestras almas la soberbia, el miedo o la vergüenza ante la idea de confesarnos. Hay que prepararnos adecuadamente para recibir al Señor en comunión, como quien viste sus mejores galas para acudir a un banquete.

Ahora estamos en un tiempo duro, dificil donde lo unico que pide María, la bien llamada "Madre de la Iglesia" es oración y arrepentimiento; porque estamos seguros que luego que Jesús ascendió a los cielos fue María la que dio más de una vez su guía e hizo presente a Jesús en las primeras misas celebradas por los Apóstoles.


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Esa oración y arrepentimiento está representado en la confesión. Si recibimos al Señor conscientes de pecado pero sin haberlo confesado pecamos doblemente, pues no es buscar a Jesús en la eucaristía como si fuera una poción mágica, sino es Él quien se regala para que estemos salvos cuando llegue el momento donde la ira de Dios, que no es nada más que el dolor que siente Nuestro Padre, al vernos por el mal camino alejándonos cada vez mas de él.

Con profundo pesar, los Mensajeros de María vemos como la gente va a la Iglesia únicamente por cumplimiento", es decir, cumplen y mienten pues como dice la escritura: "Este pueblo me ama con los labios pero su corazón está lejos de mi". Algunos hermanos ya no valoran la eucaristía, no reconocen la verdadera presencia de Cristo y por tanto, comulgan sin estar si quiera preparados solo para que los demás vean que "cumplen" mientras "mienten".

Y esta mentira y muchas otras son obras del enemigo, el maligno que siempre envía sus demonios a distraer a los fieles, a hacerlos perder la fe, a separarlos del amor de DIOS PADRE.


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Lamentablemente están teniendo éxito pues la gente no se da cuenta de cuanto pierden y en lugar de meditar durante la eucaristia, solo piensan en que los sacerdotes son fariseos y mentirosos siendo nosotros los únicos fariseos pues predicamos tener una fe que sin hechos, ha muerto.

Asi que hermanos, aprovechemos esta Semana Santa para ir a la Iglesia, buscar confesarnos y recibir con el alma llena de agradecimiento y paz a Nuestro Señor que tan fielmente se dio por nosotros. Consolemos a María y con mucha oración roguemos junto a ella a Dios Padre para que tenga piedad de nosotros, de todos los hermanos que dia tras dia vuelven a abri sus heridas y para quienes Semana Santa no es nada mas que una época de fiesta y alcohol.


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Esperando que reflexionen profundamente con estas palabras rogamos por ustedes en nuestras oraciones pidiendo:

QUE LA SANGRE PRECIOSA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO CUBRA SUS NECESIDADES, LOS ALIENTE A LA VIDA ETERNA Y LOS MOTIVE A BUSCARLO EN LA EUCARISTIA.

Los Mensajeros de María


1 comentarios:

MI nos dijo:

Hermanos, escuchemos la voz del Espiritu Santo y el llamado al Perdón, la Reconciliación y el Amor... Preparemos con ayuno, oración nuestro banquete con el Señor.

Si nunca lo han hecho, esta es la oportunidad perfecta, preparen su corazón para Dios, acudan a la iglesia, hagan una buena confesión, arrepintámosnos de los errores del pasado y hagamos un verdadero propósito de emienda.

Recordemos que no es por nuestra causa que somos salvos, la Salvación nos viene de Dios, pero manteniéndonos en sus mandamientos y limpiando nuestras obras antes sus ojos es la única manera de encontrar el Paraiso.

Dios bendiga a Los Mensajeros de Maria y a todo el mundo!!!